lunes, 11 de abril de 2011

Siempre se enfadan y siempre acaban separadas. Una en cada esquina, dándose la espalda.

Como si así la distancia fuera más lejana.


Juegan al escondite continuamente. Sin parar. Todo el tiempo. Everytime.

Los bajos de las mesas son sus preferencias y las pelusas sus mantas.


Mis amadas zapatillas de 'andar por casa'. En cierto modo, poco las uso para andar; son casi las marginadas. Las apestadas.

Los calcetines siempre ganan las apuestas, a no ser, que éstas tengan carácter de mamífero.


Una vez escuché decir a un padre muy sabio que la gente las deja mal adrede.

- ' Todo es una conspiración contra la limpieza, y queréis que reine el desorden (dijo retorciéndose su inteligente barba).


¿Pero acaso hay un orden lógico para todo lo que existe?


Cada individuo está repleto de minuciosas manías. A mi, desde siempre, me ha encantado jugar al escondite con la mayoría de mis cosas. Perderlas aun sabiendo que no están perdidas, me crea una sensación de ansiedad que solo provoca excitación por poderlas encontrar de nuevo.


Mi habitación, es un desastre animal. En mi propio desorden encuentro la armonía de mis tesoros. Si alguien, por muy limpio que sea, intenta 'arregarlo' para que al ojo ajeno aparente bello, desmoronas mi mundo con tan solo cambiar el pisapapeles.


Cada uno sabe la consecución de los dígitos de su combinación. Lo que abre las puertas de lo que sería "su propio orden lógico". Quizá tú, que lees esto puedes estar pensando, que ninguno de los párrafos escritos tiene coherencia ni sentido con los anteriores.


Puede que si. O puede que no.

No hay una ley que obligue ni englobe unas pautas para conseguir algo tan recto como el orden. El orden como tal, no existe. Lo que para unos es una acumulación de fotos recortadas sin sentido alguno; para otros, es la imagen genérica de un dolor o una vivencia.


Cabe la posibilidad de que el orden nazca del desorden. Partiendo de la base, que cuando intentas incumplir lo que todo el mundo acepta o cree por estipulado, nace de ti y no de unas reglas marcadas por guiones y estrellas. No sigues una lista con coordenadas que te indiquen.



A veces, cuando lo revuelves todo; tus zapatillas por si solas...acaban juntas ante tus pies.

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