Que me arrope, que me atrape, que
me retenga entre sus sábanas. Como un rehén en un arresto, como un cruel en un
entierro.
Que me arrope, que me atrape, que
me sostenga en su mirada. Que me mate lentamente, que me sople por la espalda.
Que me arrope, que me atrape, que
me aísle en sus mejillas. Que me meza entre sus labios, que me roce todos los
días.
Que me arrope, que me atrape, que
me vigile mientras duermo. Que se cuele entre mis sueños, mis sudores y mis
miedos.
Que me arrope, que me atrape, que
me apriete fuerte contra su pecho. Que me alce por las alturas, que me lleve a
la locura.
Que me arrope, que me atrape, que
me encierre en su cama. Que no diga donde me escondo, pero averigüe donde
encontrarme.
Que me arrope, que me atrape, que
me baile en sus talones. Que chasquee sus pulgares y se vuelva de noche.
Que me arrope, que me atrape, que
me mienta por sonreírme. Que me aparte de la nada, que me arrastre hasta su
todo.
Que me diga pacíficamente: corre
loca, corre fuerte, se tu misma y no te pares.
No detengas esa noria, que gira y gira sin
darle comba.