lunes, 1 de febrero de 2010

maldita Isabella.

Y entre todos los empujones que me dispongo a dar, me resbalo y caigo de bruces, patinando sobre los lloros de Isabella.
Resqrebajan mis sentidos el sentimiento de la nostalgia, partiendo mis costillas porque ella te echa de menos, porque siente que te necesita.
Isabella estúpida.
Isabella sensible, frágil y vulnerable. Esa chiquilla que con todas sus fuerzas piensa en ti como una magnifica figurilla.
Como aquel caballero que la salvó de su muralla, rota a puñetazos por tus mismas manos y perpetuó lo inquebrantable.
Por dichos agujeros entra el frio punzante, disfrazado, tras los rayos de sol tenue y simulando que no es húmedo; más no es otra cosa que frío. Frio que hiela y congela mis palabras, la esperanza de que Isabella borre tu imágen y te baje de ese altar que te ha construido. Hecho de andamios de sueños y recuerdos, que ni mi misma tozudez consigue desplomar.Ya que cuando algo es sincero y vibrante se necesita más que una fachada irónica y sarcástica, y una sonrisa prefabricada para tirar al suelo algo que nadie planificó. Algo que ocurrió sin más, sin dar vueltas a teorías o cimientos morales, algo que surgió de la nada y se convirtió en el todo por el que Isabella suspira cada vez que camina sola.

2 comentarios:

  1. Y aún así, que no nos quiten lo que fue.
    Aunque duela, ya tenemos mucho más que aquellos que no lo han sentido nunca...y te cuento un secreto?? no dura para siempre y luego, la vida siempre es un poquito mejor ;)

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