sábado, 27 de febrero de 2010

atragantate.

Nudos que se entrelazan.

En mi garganta inflamada no cabe más agonia.

Nudos que desdibujan, líneas simples y fluidas.

Cuerdas vocales apaleadas; por gritos..desgarradores de susurros.

Nudos que luchan por llegar hasta mi lengua.
Trepando por mi campanilla, y colgandose entre mis muelas.
Escribiendo por los paladares, palabras que crean llagas.
Llagas de orgullo y rabia. Rabia que sale como saliva y te escupe en la cara.

martes, 23 de febrero de 2010

muerte cerebral.

Los mejores posts se me ocurren a punto de cerrar los ojos, en mitad del noctambulismo; y como sueños desaparecen al despertarme.
Quizá no eran tan buenos, o no deberían ver la luz; me los guardo para mí. Se los come mi interior.

sábado, 13 de febrero de 2010

Oh, Miss Acacia.

" [...] sus pequeñas maneras de representar a la muchacha más fuerte y a la más frágil del mundo. Su manía de no ponerse las gafas para ver el mundo tras el cristal ahumado de su visión lastimada; su forma de protegerse. Ver sin ser verdad y, sobre todo, sin hacerse notar.
Descubro la extraña mecánica de su corazón. Funciona con un sistema de concha autoprotectora ligada a la falta de confianza que la habita. Una ausencia de autoéstima peleándose con una determinación fuera de lo común.
[...] El código de acceso a su corazón cambia todas las noches. A veces, la concha es dura como una piedra. Por mucho que pruebe mil combinaciones en forma de caricias y palabras de apoyo, a penas consigo quedarme en las puertas de su misterio. [...]"


domingo, 7 de febrero de 2010

puntoscosepalabras.

Una muela de juicio puede significar, tan solo, un problema bucal. Una intervención quirúrjica en la que te abren, cortan, extraen, limpian...y finalmente cosen. Puntos dados concienzudamente; sin dejar resquicio de carne suelta o cualquier orificio que permita la entrada de suciedad o restos de comida.Para mí, personalmente más que ser mi salvoconducto de higiene, están siendo sin duda alguna, un gran suplicio.
Creo en las energías. Desde hace tiempo que creo en ellas. SÍ, me rearfirmo. Para mí las personas estamos llenas de energía; y dependiendo del momento, situación o sentimiento la gastamos de una manera u otra, bien o mal, de manera consciente o inconsciente. Y planteo la palabra 'inconsciente' porque hay veces, que ciertos impulsos son incontrolables, y sin quererlo malgastamos esa energía que tanto valor tiene.

Aludo a todo este "rollo" de las energías, porque yo pensaba que desde hacía tiempo sabía utilizar mi energía, y me he dado cuenta de que no estoy del todo en lo cierto.Los puntos prácticamente no me dejan hablar, y menos aún realizar alguna de las muecas por las que muchas veces me siento protagonista; y no me refiero a protagonista de "centro de la situación"; sino protagonista de, o bien provocar una risa, o el cabreo de alguien (aunque en mi defensa diré que no provoco eso fuera de mi circulo familiar desde hace bastante, o eso creo jajajaja). Pues bien, el no poder hablar o gesticular me ha hecho darme cuenta de que me sulfuro con demasiada facilidad, por lo tanto toda la energía que creo saber utilizar durante el día la desperdicio nada más entro por el umbral de mi hogar (dulce hogar). Cada vez que esto me ocurre, en un día normal, no me doy cuenta, pero esto de tener los malditos puntos hace que cada segundo que mi carácter se vuelve un tanto irascible tiran con tanta malicia que me avisan de mi irritabilidad.

No me divierte para nada malgastar así mi energía, desde hace meses un tanto escasa y sobre todo baja en niveles de positivismo; pero creo que ya es hora que aprenda a canalizar bien lo que tengo dentro, transmitirlo como me salga de las narices, pero lo más importante: con la sonrisa mas grande posible. Eso sí; cuando estos putos puntos me permitan hacerlo; por ahora solo puedo conseguir una media sonrisa al mas puro estilo de la Duquesa de Alba.

miércoles, 3 de febrero de 2010

¿tú, que miras?

Un día como otro cualquiera las ventanas se abrirán golpeteando sus cristales.
Un día como otro cualquiera las ventanas romperán sus cornisas.
Un día como otro cualquiera un arco iris se reflejará en sus cortinas.
Un día como otro cualquiera, un día como el que hoy acontece, gotas de lluvia resbalarán por sus esquinas.
Un día como el que acontece hoy, un día como el de ayer, como el posible día de mañana tu sonrisa se reflejará en las nubes que se divisan.
El día de mañana, el día que tenga que venir el sol se clavará en tus pupilas viéndose más verdes y azules que nunca.
El día que tenga que venir. El día que quizás no llegue; ese justo día, tu ceguera puede que perdure.
En estos precisos instantes, que ni se considera día, y debido a mi rapidez en la escritura ni siquiera minutos, ni segundos, ni milésimas...tú, miras por esa ventana; como yo muchos más. Ciegos o no, miramos. Ventana abierta o cerrada; miramos. Mojada o rota; miramos. Oscura o iluminada; miramos.
Miramos para ver, conocer, observar, MIRAR.

lunes, 1 de febrero de 2010

maldita Isabella.

Y entre todos los empujones que me dispongo a dar, me resbalo y caigo de bruces, patinando sobre los lloros de Isabella.
Resqrebajan mis sentidos el sentimiento de la nostalgia, partiendo mis costillas porque ella te echa de menos, porque siente que te necesita.
Isabella estúpida.
Isabella sensible, frágil y vulnerable. Esa chiquilla que con todas sus fuerzas piensa en ti como una magnifica figurilla.
Como aquel caballero que la salvó de su muralla, rota a puñetazos por tus mismas manos y perpetuó lo inquebrantable.
Por dichos agujeros entra el frio punzante, disfrazado, tras los rayos de sol tenue y simulando que no es húmedo; más no es otra cosa que frío. Frio que hiela y congela mis palabras, la esperanza de que Isabella borre tu imágen y te baje de ese altar que te ha construido. Hecho de andamios de sueños y recuerdos, que ni mi misma tozudez consigue desplomar.Ya que cuando algo es sincero y vibrante se necesita más que una fachada irónica y sarcástica, y una sonrisa prefabricada para tirar al suelo algo que nadie planificó. Algo que ocurrió sin más, sin dar vueltas a teorías o cimientos morales, algo que surgió de la nada y se convirtió en el todo por el que Isabella suspira cada vez que camina sola.