martes, 2 de diciembre de 2014

Arropa a la roca con roce.


Que me arrope, que me atrape, que me retenga entre sus sábanas. Como un rehén en un arresto, como un cruel en un entierro.

Que me arrope, que me atrape, que me sostenga en su mirada. Que me mate lentamente, que me sople por la espalda.

Que me arrope, que me atrape, que me aísle en sus mejillas. Que me meza entre sus labios, que me roce todos los días.

Que me arrope, que me atrape, que me vigile mientras duermo. Que se cuele entre mis sueños, mis sudores y mis miedos.

Que me arrope, que me atrape, que me apriete fuerte contra su pecho. Que me alce por las alturas, que me lleve a la locura.

Que me arrope, que me atrape, que me encierre en su cama. Que no diga donde me escondo, pero averigüe donde encontrarme.

Que me arrope, que me atrape, que me baile en sus talones. Que chasquee sus pulgares y se vuelva de noche.

Que me arrope, que me atrape, que me mienta por sonreírme. Que me aparte de la nada, que me arrastre hasta su todo.

Que me diga pacíficamente: corre loca, corre fuerte, se tu misma y no te pares.

 No detengas esa noria, que gira y gira sin darle comba.